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Tuesday, September 23, 2008

Cabeza de Pirámides y El Portu...



Esta historia comienza con un pequeño tributo a Cabeza de Pirámides, Wilmer Arellano y su inseparable amigo El Portu, Fernando Da Silva. No solo porque la fotografía publicada por Nelcrys Lima en Facebook, propició un reencuentro de amigos que tienen en común un pasado plagado de anécdotas, sino porque en efecto, estos dos señores forman parte de un génesis.

Obviamente les precede otra generación con sus propios acontecimientos, pero esa es la vida de otros. “Orígenes” lugar común entre estos villanos de los cuales hablaremos comienza con este dueto, especie de Stan y Oli, Quimosabi y su fiel compañero Toro, a veces fueron Tom y Jerry, Pinky y Cerebro, Don Quijote y Sancho Panza y paremos de contar.

Wilmer Arellano: Conocido en los bajos fondos como Cabeza de Pirámides, alcanzó la popularidad como villano, gracias a su poderosa capacidad de eructar, si, el eructo era su primera virtud, y con este don, provocó la ira de un par de policías que lo persiguieron -a él y su inseparable amigo- por el estacionamiento del Edificio Chicagua, la persecución había terminado antes de comenzar, pues sin que los oficiales pudiesen encontrar la rampa para poder subir al segundo nivel del aparcadero, este par ya se encontraba en el P.H. del Edificio Domusqui, que era un piso abandonado por sus dueños durante la década de los 80’s y por tanto guarida de nuestra generación para miles de travesuras.

Pero la creatividad de Wilmer para las guarradas no tenía límites, fue el creador de un deporte extremo que consistía en saltar de una terraza a otra entre dos P.H. en lo alto de los edificios, en la noche y sin cuerda de seguridad. El era el más arrojado de los practicantes y en una oportunidad probó su confianza y dominio absoluto de la disciplina, cuando se detuvo y permaneció deponiendo mientras se sostenía entre dos ventanas. Esa fue una hazaña inolvidable.

Arellano incursiona más tarde en el arte de Expectorar a Distancia, luego que Yehan, el hermanito de Punketo (La M. L.) lo convirtiera en la victima de un esputo que lanzara desde el piso 10, morada del susodicho, que aterrizó en el ojo de nuestro héroe. Pero este episodio sin precedentes, le inspiró para aterrorizar a muchas otras chicas del entorno.

Wilmer era adicto a las guerras de Carnaval y en esta área se destacó como químico al desarrollar novedosas mezclas de pinturas, orines, removedores, harinas y otros materiales que le premiaron con espectaculares pegostes muy difíciles de remover para sus desgraciadas víctimas. Por cierto que su fama como inventor de armas químicas, alcanzó el cenit, cuando en compañía de su primera pareja de juegos el ya olvidado David Vargas, elaboraron el desinfectante que se usó en el la bañada pública que le dieran a Peluche (otro legendario novio de Nellyberth con quien duró una semana) en la casa de Carlos Andrés, en compañía de el Mago José Cachanga todavía conocido como Matute (ex novio de Marielis). Por cierto, el jefe de esta operación fue Matute.

Otra anécdota que no podíamos dejar pasar de este período del Wilmer Cerdo-man es la ocasión en que arruinó una cena en casa de Olena, porque destapó en medio de la cocina un paquete de papel periódico que contenía una de sus famosas y balsámicas deposiciones. Y como dejar pasar la vez que alimentó a Claudia en dos ocasiones durante el mismo día, con alimentos que encontraba desechados en el piso de las calles guareneras, es simplemente inolvidable.

Pero este es el Wilmer que conocimos y conocemos pues para regocijo de todos sus admiradores, debo agregar que no ha cambiado en nada, salvo que ahora es gordo y tiene uno de los hijos más viejos de nuestra generación Axel, quien cuenta para este momento no menos de 16 añitos. Axel, en honor a el inolvidable vocalista de Guns N' Roses. Luego Wilmer se convierte en el primer protagonista de una obra de teatro del grupo Orígenes, que estrenó su primer montaje en la Plaza de las Banderas Un Sainete O Astracán de Aquiles Nazoa, extraído de su libro Humor y Amor.

Cabe destacar que Wilmer -como era de esperarse- resultó un excelente comediante y funcionó muy bien en las obras humorísticas, nadie puede olvidar su frase célebre en el montaje de Se Vende Una Burra donde hacía la transición de tiempo tan simpática: “Media hora después” cuando interpretaba al comprador del animal y resultaba casado con la protagonista que era representada por Solange Nieto. No obstante Wilmer, lució un poco desencajado en el papel del 'Leñador' para la obra ecologista que acompañaba a Se Vende Una Burra, pero de esta interpretación hay que destacar su bastedad que era natural en él y contribuía a la representación de un hombre de montaña, a pesar de todo destacaba en ese entonces como el Primer Actor de Orígenes. Las anécdotas que le involucran son incontables y vale la pena pedir la colaboración de sus víctimas y admiradores para contribuir en la reconstrucción de los hechos más disparatados.

El Portu: Para hablar de este personaje, hay que iniciar con la anécdota propia de un digno representante de su estirpe, pues Fernando se hizo famoso en una ocasión en que formaba parte del grupo de amigos reunidos en la casa de este servidor, que tenía la costumbre de obligar ciertos rituales a los invitados, como quitarse los zapatos en la entrada, entonces Fernando, temeroso de ser botado de la casa, obedeció las indicaciones con lo que acto seguido impregnó la totalidad del piso, con una poderosa peste a queso rancio que rayaba en la descomposición con gusanos y todo.

Pero poco tiempo después se volvió a destacar cuando inicia su carrera de modelo en un desfile que se celebrara en el desaparecido y olvidado Estudio 3000 en el Centro Comercial Trapichito, noche en la cual desfilaron: Wladimir Quiñones ‘Wladitonto’, Ericmar ‘Que Importa’ como fuese su apellido (Surfista de la comandita guarenera en Chirimena) coño y si mal no recuerdo, William Arellano (también Ex de Samantha). En este desfile el Portu se abroga todas las intenciones, alcanzando la cúspide del escándalo, al desfilar su bañador o mejor dicho taparrabo de leopardo con el cabello suelto bautizándose como ‘Papu Papa’ después de esto su imagen queda impresa en el CONCIENTE COLECTIVO para el resto de la posteridad. Si, Fernando se había ganado su puesto en la historia de la Villa Panamericana.

A Fernando le gustaba cantar, pero no cantaba, le gustaba tocar guitarra pero no pisaba, le gustaba ser modelo, pero la cagaba, quería ser actor pero nunca lo intentaba, era un Miguel de la época, como tantos otros, pero que fue novio de Adriana Aponte, Samantha Rapolla y no recuerdo que nadie más se atreviera a lucirlo como pegoste. No obstante hay que destacar que ‘Fer” es de los primeros de nosotros que se casa y se divorcia también.

Estos dos chicos pues, galanes a su manera, que pertenecieron junto a Wladitonto a la memorable Logia de los Cancerberos, liderada por…(de concurso! no me recuerdo el nombre del líder sagrado de la logia guarenera). El caso es que este trío traicionó a los Pios de La Villa y conspiraron para generar un deslave hacia la susodicha organización casi delictiva de los ‘metaleros’, propiciando así un tratado de paz entre éste servidor y el jefe de los piojosos, reunión que se realizó sobre el estacionamiento del Edificio Esparqui y en la cual conté con el respaldo irrestricto de mis muy queridas amigas Samantha y Claudia, quienes me escoltaron durante la asamblea donde se firmó la paz entre estas dos facciones de 'Comegatos' de distintas tendencias dentro de los géneros rockeros. Debo agregar que este tratado me obligó a escuchar a Metallica, para demostrar mi flexibilidad como líder de un grupo entre cuyos preceptos se contaba la amplitud de gustos, como valor inalienable.

Queda el foro abierto para demás anécdotas que tengan como protagonistas exclusivamente a Wilmer y Fernando, ojo, más adelante habrá oportunidad de contar historias de todos los demás incluyéndome, la idea de todos modos es recordar sanamente, esos bellos tiempos en que éramos felices y no lo sabíamos. Un abrazo a todos y espero que 'Fer' y 'Will' me puedan perdonar algún día.

Escrito por: Salver Clemente

Sin un rasguño...

Hago acto de presencia en los espacios cibernéticos, en esta suerte de reunión virtual que emula los reencuentros de graduándos de una misma promoción que después de 10 años, se citan para ver que fué de sus vidas.

Claro que, en ésta reunión hay unas cuantas diferencias, primero no estudiamos en el mismo colegio, a lo que sí aisitímos fué a los mismos matinées (fiestas clandestinas realizadas en las casas de algún amigo, o no, después del colegio, donde se tomába, fumába y se bailába salsa bien pegao, y si nó, pregúntenle a ‘Fumantha’).

Otra diferencia radica en que esta reunión no está basada en la vida actual, sino en traer a éste presente algunos recuerdos.Y lo último, es que no nos graduamos de bachillerato juntos, pero si recibímos un entrenamiento intenso que (al menos a mi) me a ayudado a atravesar por situaciones que se quedan pequeñas en comparación, y de las que he salido sin un rasguño.

Bueno, como dicen en inglés, here we go…

Mis recuerdos son muchos, muy coloridos y de diferentes sabores, pero esta edición se trata de Wilmer y Fernando, quienes fueron captados en una foto donde son la viva imágen de la amistad que nos une, y que hoy fué la inspiración de este blog. Cuando me puse a buscar en mis memorias acerca de estos dos especímenes de la fauna guarenera, me vino inmediatamente a la mente las ferias navideñas que se hiciéron en La Villa un par de años, específicamente la primera, que fué en la acera que une el edificio de Salver y el de Alejandra con el de Maury y Pepe.

En esa feria habia un puesto de parrilla, muy ricas ellas constaban de algunos pedazos de carne asada, salchichas, chorizos y por supuesto salsa de tomate, dichas parrillas no estaban muy al alcance de nuestra economía, eventualmente alguno de nosotros tenia los realitos y se daba el lujo de comprarse una, lujo que no duraba mucho ya que todo el mundo te pedia un poco y como por arte de magia desaparecia y solo quedaba el platico lleno de salsa de tomate.

A dicha situacion Wilmer le consiguió una solución efectiva: recuerdo que era de noche y el acabába de recibir el mentado platico, en ése momento yo me enfilaba en su dirección a pedirle un poco y él (para no darme) comenzó a correr alrededor del carro azul que fué nuestro primer banco-posadera-sentadero. Cuando vió que yo no iba a dejar de perseguirlo hasta conseguir un pedazo de carne, le pasó la lengua a todo el plato de tal manera, que no quedó ni un pedazo sin su saliva...

De Fernando, recuerdo una fiesta en mi casa de la que saque un dolor de cuello que me duró como una semana, ya que me puse a descargar con él, al escuchar alguna canción de su grupo favorito. El hombre parecia Linda Blair, durába horas seguidas moviendo la cabeza como diciendo un sí frenético. Nunca entendí como lo podía hacer, el dolor de cuello fué como que me habían dado batazos la noche anterior.

Aún me río cuando recuerdo a Wilmer, vestido de mujer en "Se Vende una Burra".

Y aún me asombro, cuando recuerdo los cuentos del olor de los pies de ‘Fer’, la verdad nunca tuve el placer de olerlos en vivo.

A los recuerdos y a los amores, que aún están vivos...


Escrito por: Claudia Marquez

Buscando en las gavetas...


Se dice que Internet es el espacio mas democratizado que existe sobre la inexistente faz de la Tierra. Tan es así, que hoy día las distancias geográficas son imperceptibles a la hora de comunicarnos entre los terrestres, y si no que digan lo contrario todos los ociosos y fanáticos (conmigo incluida) de perder el tiempo en espacios como Facebook. Y fue en este espacio virtual, donde un día me encontré una foto de dos personajes que actuaron en una de las películas de mi juventud, y que ahora aparecían tal-cual fantasmas de archivos arqueológicos, abrazados y felices. Detrás de ellos, el background que sirvió de escenario para todas estas y otras historias: La Villa Panamericana.

Estos personajes son Wilmer Arellano y Fernando Da Silva.

Es verdad que muchos años han pasado desde que no vivo en La Villa, ya muchas lunas han recorrido el espectro, también muchas otras historias. Así que esto de recordar ha sido para mí casi como un ejercicio de ir a buscar una información que sabes tienes guardada en algún CD o DVD y, que has quemado con la info de tu viejo computador, pero que igual no sabes en que gaveta lo has metido.

La foto en cuestión movió muchas cosas, muchas memorias de un tiempo que ya no existe y que, sin embargo, ha sido parte importante mi vida. De Wilmer y Fernando, tengo muchos recuerdos, aunque ahora que los veo como espectadora, siempre los sentí como los macharranes y asquerosos varones que se la pasaban con los demás varones en el estacionamiento del Edificio Chicagua, fumando y tomando anís. Entre ellos, también recuerdo a Guillermo el gordo vigilante del Chicagua y a Víctor Hugo. Recuerdo de Wilmer su elocuencia y chistosa forma de expresarse vulgar y sin miedo de ofender a quien le diera su gana. A Fernando lo recuerdo carpintero, desde muy joven trabajaba con su papa, más bien reservado y de poco hablar, tenía un medio frrrddenillo y su pelo largo de rockero adolescente, al igual que Wilmer. Ambos amantes del heavy metal, y siempre con sus franelas negras y roñosas, con alguna impresión de cualquier grupo del momento, como Guns N' Roses, Mötley Crüe o Metallica.

En una oportunidad a la salida de la escuela Laudelino Mejías, mi mama tuvo un encuentro con la vieja Flor, mama de la novia de Wilmer para ese entonces.

La vieja en cuestión le advirtió a la mía, que tuviera cuidado de las amistades de su hija, especialmente con una niña que se llamaba Claudia, de quien se decía que andaba pa’ arriba y pa’ abajo junto a Samantha. La vieja Flor le comentaba la vieja Isabel, que ella a sus hijitas no las dejaba juntar con nadie, y mucho menos las dejaba bajar a juntarse con la cuerda de sagaletones que se la pasaban allá abajo en los estacionamientos de La Villa. Por fortuna, mi santa madre enmascarada de plata, hizo caso omiso a semejante advertencia, ya que con los años vine a descubrir que Claudia es mi soulmate favorito, con quien he crecido y aprendido cuestiones trascendentales para nuestras vidas.


Un mes después hecha la ‘advertencia’, ya Wilmer estaba camino a ser papa del bebe que la hija de la vieja Flor gestaba en su vientre. Vaya lección para todos. Para ese entonces, el contaba con 17, y ella 16. Wilmer se hizo responsable por el desliz y también se convirtió en el primer papa del grupo, aunque nunca vivió junto a la chica. Hoy día, Axel (en honor a Axl Rose) ya cuenta con 16 años.
De Fernando ‘el portugués’ solo sabia que era hijo de portugueses y que tenia un hermano mayor que él. Y como hijo descendiente de europeos, Fernando tenía buen aspecto aunque lucia como que nunca se bañaba, lo que para mi era desastroso, por mis neurosis con la limpieza gracias a la vieja Isabel. Así que por esta razón y otras como que nunca terminó la escuela o no tenia nada que hablar con él, nunca entendí como un día me gusto el chico. De pronto, un día, literalmente, me desperté y era novia de Fernando (scary!) WOW! Ese noviazgo duro poco, creo yo en forma de broma, dos días, el día que nos empatamos y el día que terminamos. La forma como terminamos no la voy a repetir acá. Jej!
Lo que si voy a recordar es el día que cumplí 15 años. Y no es que vaya a contar la historia completa, porque eso será material de otra entrega, pero como olvidar a Fernando en la fiestita que hicimos en mi casa del apartamento 12-01 del Edificio Crasqui, el 3 de octubre del ‘91, cuando de pronto, con algún heavy metal de fondo, el niño en cuestión comenzó a disfrutar de la canción en forma de 'descarga', meneando la melena cabeza abajo y en círculos, desmesuradamente, dándose golpes en la frente contra la puerta de la cocina. Mis padres, estupefactos, de una sola pieza, mirando. Y yo, muerta de la vergüenza.

Escrito por: Samantha Rapolla